Existen dos maneras de encarar un macro
festival como el PrimaveraSound, a través de la persuasión alegre del alcohol o
con una libreta en la mano. Ni que decir tiene que la primera resulta del todo
mucho más estimulante. La contrapartida es que mezclar Barceló y coca cola a
partes iguales no ayuda a cumplir con el horario acordado. Cuando llegamos al
Arc de Triomf The Walkmen estaban tocando su último tema. Una lástima. Desestimamos
a los Black Lips y regresamos por donde habíamos venido hacia la sala Apolo,
con parada técnica en casa para repostar y vaciar vejiga. Al llegar la cola se
había multiplicado por trescientos lo que me hizo perder la esperanza de entrar
a tiempo para ver a Chairlift. Sorpresivamente una vez dentro y fuera de la
hora programada el primer grupo que vemos resulta ser Chairlift. Fascinante,
gracias al magnetismo y al exquisito talento vocal de su cantante, Caroline
Polachek. Vuelta de tuerca a los sonidos ochenteros, ritmos marcados a golpe de
sintetizador y en absoluta subordinación a las armonías vocales de la chavala.
A su fin derivamos entre el húngaro satánico de Void ov Voices, el cual habría
merecido un buen bolsazo de risketos, y los veintañeros de Beach Fossils, que
todavía andan por los petit-suisse.
Kindness fue el siguiente asalto de interés. Emparentado directamente con el rollo de Ariel Pink y en base a una puesta en escena básica, elegante y seductora nos ofreció un delicioso concierto con sabor a balada ochentera y caleidoscópica en la que combinaban a la perfección funk, disco y chillwave.
El cierre lo puso un tal Marc Piñol que pinchó temazo tras temazo como un campeón olímpico. No paré de bailar hasta que llegó un pelmazo y me arruinó la noche.
1 comentario:
Yo que soy más chulo que nadie a veces digo: Arc of Triomf
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