15 jun 2012

PrimaveraSound 2012. Jueves. Primera Parte.



Pasemos al jueves, día grande en definitiva, día en que los Wilco, los Franz Ferdinand, Sr. Chinarro y etcétera se morían de ganas de que por fin N y M fueran a verles, me los imagino en el backstage sudorosos, intranquilos, bebiendo agua mineral y pegándose compulsivamente tiritas en los dedos, preocupados por la botella de Martini y la media de ron que nos habíamos pimplado, a ver si no van a llegar se decían, estos son capaces de quedarse en la habitación hablando toda la tarde. Tranquilos chicos esto no va con vosotros, bueno un poco con Antonio Luque si va, y con La Estrella De David, con Baxter Dury y Purity Ring que no conseguimos disfrutarlos. A Baxter Dury lo escuchamos de fondo, según entramos en el Parc del Forum de camino al escenario Mini. Dos semanas diciendo lo guay que sonaba este tío y luego pasamos soberanamente de él. En el Mini tocaban Friends, otra banda de Brooklyn recién formada, con disco todavía calentito, sonido mestizo y estilo impreciso, indie pop de mercadillo y con aspiraciones a modernidad, perdón chiquitines pero Lykke Li hace mejor eso que ustedes sueñan. Después de un nutrido conjunto de gorgoritos por parte de la cantante y una reverb capaz de provocar la muerte espontanea de una manada de ballenas toqué el hombro de N y nos fuimos a pedir una copa.

Ya de perdidos al río. Descartamos The Afghan Whigs, Death Cab For Cutie y Mazzy Star y nos vamos al Pitchfork a ver a Grimes antes de hacernos sitio en el escenario principal para saborear a Wilco en primera fila. Grimes es Claire Boucher, una canadiense de veinticuatro abriles que ha publicado un disco por año desde su debut en el 2010. Un buen ejemplo de Juan Palomo, ella se lo guisa y ella se lo come. Un sintetizador, una loopstation, su voz y unas cintas fosforitas en el pelo, no necesitó nada más a parte de cuatro colegas bailando a su alrededor para poner a brincar a todo el mundo. Lo dicho, sonidos electrónicos, looping y multipista vocal.

Es un lujo poder ver a Jeff Tweedy y compañía a menos de cinco metros de distancia, más si  Wilco ha sido una de tus bandas favoritas de todos los tiempos y aún más si no los has escuchado nunca en directo. Supongo que acumulas tantas expectativas que difícilmente luego puedes salir por completo satisfecho del concierto. Ese fue mi caso, pero ya no tanto por las expectativas creadas sino por lo legítimamente exigible a una súper banda como Wilco, abanderados por antonomasia del rock alternativo. Correctos sin más y profesionales a secas, así resumiría el concierto. Desde que Jeff Tweedy se cree Paul McCartney Wilco es menos Wilco, es menos experimental y es menos rock. Los dos últimos discos están bastante alejados de la brillantez de sus mejores trabajos. Su disco homónimo del 2009 suena plano y almibarado, como si al bueno de Jeff le hubieran metido una cuchara de melaza popera por el culo. El último, The Whole Love a excepción de un par de temas es un rollo sensiblero en el que se “versionean” a sí mismos del modo más indulgente posible. Bueno, me estoy pasando, que este disco no está tan mal. Solo estoy un poco resentido y un poco molesto, molesto porque se ciñeron casi en su totalidad a estos dos discos como hoja de ruta, apenas se concedieron y nos concedieron alguna licencia; decepcionado porque interpretaron «At Least That's What You Said» (el tema que habré cantado para mis adentros más veces en mi vida) sin una pizca de alma, sin dejarse llevar por el calibre de la composición y por limitar su parte instrumental; disgustado porque más de cincuenta mil personas les corearon durante varios minutos y les imploraron otra canción y ellos se fueran sin mohín alguno a beberse una cerveza al hotel y descargarse porno de travestis.



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